10 sept 2011

¿Qué tiene que ver dar el pecho con el «síndrome de mamá osa»?

Un estudio revela que las mujeres que amamantan a sus hijos son más valientes que las que les dan el biberón

No intente arrebatarle a mamá osa una cría recién nacida porque se defenderá con todas sus fuerzas. Es lo que se conoce como la  “defensa maternal”. Un estudio revela ahora que las madres que dan el pecho a sus hijos desarrollan este instinto y les defienden con más fiereza que las que les dan el biberón.

Los beneficios de dar el pecho a los hijos frente a dar el biberón han sido objeto de debate entre científicos y psicólogos durante años. Generalmente están aceptadas las ventajas de la leche materna tanto para la madre como para el bebé, aunque no siempre sea posible recurrir a este sistema de alimentación natural.

Ahora, un estudio elaborado por científicos de la Universidad de California (UCLA) y publicado en la revista Psychological Science ha revelado que las madres que dan el pecho a sus hijos les defienden de una forma más agresiva ante una situación de peligro que aquellas que les dan el biberón. O dicho de otra manera: la alimentación más natural de todas hace a las madres más valientes.

Según esta investigación, estas mujeres desarrollan el efecto “mamá osa”, que les lleva a proteger agresivamente a sus crías y a sí mismas. Mientras se produce esta reacción, registran una presión sanguínea más baja que el de las madres que no dan el pecho, lo que según los científicos sugiere que la alimentación con leche maternal puede neutralizar en parte los efectos del miedo, mejorar la respuesta ante situaciones de peligro y “dar a las mujeres la pizca de coraje más que necesitan para defenderse”.


El instinto maternal frente al biberón

Este comportamiento, que se conoce como “agresión lactante” o “defensa maternal”, había sido confirmado en un buen número de mamíferos, pero hasta ahora no en los humanos. Para comprobar que era así, los investigadores reunieron en una sala a un grupo de mujeres catalogadas en tres tipos categorías: las que estaban dando de mamar a sus bebés, las que los alimentaban con biberón y las que no eran madres.
Las que tenían niños dejaron a sus hijos en una habitación adyacente. Ante ellas se presentó un hombre con un trato arisco y desagradable que les sometió a una serie de pruebas en las que debían competir. Tras ganar en cada una de ellas, las ganadoras debían presionar un botón que producía un sonido incómodo y prolongado que estaba destinado a la perdedora. La intensidad con la que se presionaba este botón se consideraba una prueba de agresividad.
Los psicólogos comprobaron que las mujeres que estaban amamantando a sus bebés pulsaron este botón dos veces más fuerte y el doble de tiempo que el resto de las mujeres. Además, midieron la presión sanguínea de las participantes en el estudio, con lo que comprobaron que las que amamantaban a sus hijos tenían una presión 10 puntos menor que la de las madres que daban biberón a sus bebés, y 12 puntos menor que las mujeres que no eran madres.


El estrés de ser madre

«Dar el pecho aporta muchos beneficios para la salud y el sistema inmunitario del bebé, pero parece que también aporta ciertos beneficios a la madre”, explica la doctora Jennifer Hahn-Holbrook, miembro del Departamento de Psicología de UCLA y responsable de la investigación. "Puede proporcionar a las nuevas madres un parachoques para hacer frente a todas las situaciones estresantes y darles un toque más de valentía para defenderse ellas mismas y a sus hijos”.
No obstante, los investigadores aseguran que este instinto es ante todo defensivo, es decir, que el hecho de dar el pecho no convierte a estas madres más conflictivas en su relación con los demás, sino que se manifiesta solo cuando se ven amenazadas.
 

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