La foto de Gisele Bündchen dando el pecho a su hija mientras trabaja revoluciona las redes
Al poco de nacer su primer hijo, Gisele declaraba que todo lo que quería ser en la vida era ser una buena madre. Que aunque no pensaba dejar su trabajo, sí que iba a adaptarlo para poder cuidar de su hijo personalmente y de la manera en la que ella pensaba que era más apropiada.
¿Qué vemos en esta foto? Una mamá que ha decidido no llevar a su hija
a una guardería o dejarla con una cuidadora. Una mamá que puede estar
con su hija y trabajar al mismo tiempo. Una mamá que da el pecho a
demanda a una bebé que camina y tiene dientes. Una mamá que no se
esconde ni se tapa para dar el pecho pero tampoco se exhibe, demostrando
que se puede dar en cualquier sitio sin escandalizar a nadie. Una mamá
que cuida en primera persona a su bebé, a pesar de que ya tiene más de
un año, edad para algunos ya más que suficiente para prescindir de todos
estos cuidados. En definitiva, una mamá criando de una manera diferente a lo que estamos acostumbrados a ver.
Creo que es muy de agradecer que cada vez más personajes públicos
visibilicen y normalicen temas que hasta ahora han sido invisibles o
tabú, como la lactancia prolongada o el colecho o la nula necesidad que
tienen de ser escolarizados tempranamente. Cuando estamos acostumbrados a
ver bebés llevados en carísimas pero peligrosas mochilas colgonas,
bebés llevados en un coche de lujo pero sin usar silla que les proteja,
famosas que escriben libros dando consejos más que dudosos sobre
crianza… se agradece que una de estas famosas plantee abiertamente otra
forma de hacer las cosas y, al menos, se abra el debate.
Gisele es afortunada. Aunque en la foto claramente se observa una
composición y una pose estudiadas y nada espontáneas, es evidente que la
vida que lleva no es la del común de los mortales. Como ella misma
dice, sin el equipo que tiene a su alrededor apoyándola, ayudándola a
hacer compatible trabajo y crianza a su manera, nada sería posible. Es afortunada, sobre todo, porque es libre para hacer lo que quiere.
Yo tengo fotos como la suya. O casi. Solo que en vez de lucir un
esponjoso albornoz puede que esté en chandal, incluso en pijama, con el
pelo hecho una pena (no hablemos ya de las uñas), con el niño mamando en
una postura imposible mientras atiendo a un cliente por teléfono e
intento contestar un correo urgente al mismo tiempo. Desde luego mi cara
no suele ser la cara de relax que tiene Gisele en esa instantánea, sino
más bien la de una madre que mal-duerme, mal-come y va camino de perder
la cabeza. Y eso que yo también soy muy afortunada. Para miles de
madres españolas, esta escena es absolutamente impensable: ¿tener al
bebé en la oficina y darle de mamar?
Al ver la foto no he podido pensar en las madres que no pueden más.
En alguna amiga mía, en mi misma, en como una imagen tan idílica choca
de bruces contra una realidad a veces durísima, de una maternidad que no
es de color de rosa.
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