L
as pesadillas y los terrores nocturnos son
trastornos del sueño muy comunes entre los niños.
Te explicamos cómo puedes ayudar a tu hijo a superar sus miedos.
En primer lugar, hay
que tranquilizar al pequeño cuando se despierta preso de pesadillas
o de terrores nocturnos. Aunque no esté consciente, háblale
suavemente para tranquilizarle.
Si, por el contrario, está
despierto, debes sentarte a su lado, en su cama, y demostrarle que no
hay ninguna razón para tener miedo.
Ayúdale a que durante el día hable de los malos sueños sufridos por la noche. Tranquilízale diciendo que muchos niños de su edad sueñan las mismas cosas.
Ayúdale a que durante el día hable de los malos sueños sufridos por la noche. Tranquilízale diciendo que muchos niños de su edad sueñan las mismas cosas.
Si la pesadilla se repite varias
veces, sería bueno que imaginarais juntos un final feliz: por
ejemplo, hazle pensar en un personaje fuerte y bueno, o en un arma
mágica capaz de ayudarle a dominar la situación negativa.
No dejes que tu hijo vea espectáculos y películas que den miedo. A muchos niños, las escenas violentas o de terror les producen angustias nocturnas o pesadillas, que pueden durar meses o incluso años.
Cuando llegue la hora de acostar al pequeño, juega con él a algo tranquilo o cuéntale uno de sus cuentos preferidos. De esta manera, podrá conciliar el sueño más fácilmente.
No dejes que tu hijo vea espectáculos y películas que den miedo. A muchos niños, las escenas violentas o de terror les producen angustias nocturnas o pesadillas, que pueden durar meses o incluso años.
Cuando llegue la hora de acostar al pequeño, juega con él a algo tranquilo o cuéntale uno de sus cuentos preferidos. De esta manera, podrá conciliar el sueño más fácilmente.
También puedes ponerle una música
suave o dejar en su habitación una lamparita de noche encendida.
Debes consultar al pediatra si:
• Durante la crisis, el niño sufre contracciones, rigidez o sobresaltos.
• La crisis de terror dura más de 30 minutos.
• Las pesadillas y terrores nocturnos no disminuyen, o incluso empeoran, después de haber aplicado los consejos expuestos anteriormente.
• El niño siente angustia por diversos motivos, cosa que interfiere en sus actividades cotidianas.
Debes consultar al pediatra si:
• Durante la crisis, el niño sufre contracciones, rigidez o sobresaltos.
• La crisis de terror dura más de 30 minutos.
• Las pesadillas y terrores nocturnos no disminuyen, o incluso empeoran, después de haber aplicado los consejos expuestos anteriormente.
• El niño siente angustia por diversos motivos, cosa que interfiere en sus actividades cotidianas.
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